Cada día descubrimos lugares nuevos, lugares que nos sorprenden y que nos dejan huella como es el caso de las cascadas de Oneta, un monumento natural de Asturias el cual merece la pena hacer una escapada para descubrir su impresionante belleza.
Un lugar que gustará a todos, grandes y pequeños, y que evoca algo que nos hace sentir genial, es un lugar mágico. Sin duda es uno de esos lugares donde parece que el tiempo se quedó parado y en el que a veces nos gustaría estar sin que nada ni nadie nos molestara.
La alta humedad de la zona hace que la vegetación sea exuberante dando la sensación de que estuviéramos en una selva amazónica sin salir del país.

Las cascadas de Oneta
Las cascadas de Oneta se sitúan en el pueblo asturiano de Villayón y consta de tres cascadas de diferentes tamaños. Es una ruta ideal para los amantes del senderismo y la naturaleza.
La ruta completa a las cascadas de Oneta son 3 cascadas pero la última, la más pequeña, es casi inaccesible y no es fácil llegar por lo que os recomendamos llegar solo hasta la segunda cascada haciendo una ruta de un total de 4 kilómetros ida y vuelta.
- La primera cascada la conocida como cascada de Firbia es la más espectacular, se trata de un salto de agua de algo más de 15 metros rodeada de un bosque de castaños, abedules y robles.

- Seguimos hasta la segunda cascada la conocida como cascada de Ulloa, no es tan impresionante en caída como la primera pero no hay que restarla belleza, a su alrededor un frondoso bosque de ribera lleno de alisos y fresnos.

- La tercera cascada Maiserúa, es la más pequeña de las tres pero el terreno para llegar hasta ella es resbaladizo y lo mejor para llegar a ella es desde el pueblo de Zorera ya que el camino está más acondicionado y así haremos dos rutas de senderismo distintas.
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